domingo, 9 de noviembre de 2008

Un gran discurso

DISCURSO FINAL DE LA PELICULA "EL GRAN DICTADOR"



A mi hermano siempre le ha gustado esta película, pero a mi nunca me había llamado la atención, hasta que me puso un fragmento de este discurso que lo tenía en el móvil y me picó la curiosidad por saber como era ese ultimo discurso, de la que muchos dicen, ser una gran película "El Gran Dictador". Y por eso, me pareció muy interesante colgarla en el blog, porque pese a ser una película de 1940, Chaplin clama por la libertad y por la paz, cosas por las que hoy en día seguimos luchando... ¡¡¡Cuanta razón tienes Chaplin...!!! ojalá este discurso se oyera por todo el mundo y realmente calara...

El Gran Dictador (argumento)

Al final de la Primera Guerra Mundial un soldado del ejército de Tomania, al salvar la vida del oficial Schultz en su avión, sufre un accidente y pierde la memoria, permaneciendo en un hospital por 20 años. Cuando, todavía amnésico, escapa del hospital, regresa a su ciudad, donde abre de nuevo su antigua barbería ubicada en el Ghetto. Los tiempos han cambiado. El país es gobernado por el dictador Astolfo Hynkel, y existe una brutal discriminación contra los judíos.
Una de las jóvenes del Ghetto, la bella Hannah, defiende al barbero cuando es acosado por miembros de las fuerzas de seguridad de Hynkel. Ambos se enamoran y deben sufrir los atropellos de la dictadura, aunque tienen el respiro de tener la protección de Schultz, que reconoció al barbero, y de un corto periodo de paz con los judíos mientras Hynkel trata de conseguir financiamiento de un banquero judío para sus ambiciones de dominación global.
El rechazo del préstamo por parte del banquero judío motiva la reanudación de la opresión en el Ghetto, Schultz cae en desgracia por encararle su falta de humanidad al dictador y de ocultarse con los judíos. La persecución produce que el barbero y Schultz sean enviados a un
campo de concentración.
Hynkel decide invadir Osterlich, pero la intromisión del líder de Bacteria, Benzino Napaloni, le obliga a invitarlos y ser diplomáticos, que desemboca en una ridícula guerra de comida y pasteles entre los dos dictadores.
Hannah y las personas del Ghetto huyen hacia Osterlich, pero al poco se inicia la invasión desde Tomania. Entonces, al escapar el barbero y Schultz, Hynkel será detenido por error por sus propias tropas, por su gran parecido con el barbero, y este será tomado por Hynkel y conducido a dar un discurso sobre el inicio de la conquista del mundo.

En vez de eso, el barbero da un discurso exhortando a la humanidad a dejar la mecanización del hombre, a las dictaduras, a la discriminación, y recuperar la humanidad: «Lo lamento mucho, pero no quiero ser dictador. No quiero conquistar ni gobernar a nadie. Deseo ayudar a todos, judíos, gentiles, blancos o negros… Nuestra sabiduría nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia nos ha hechos duro y malos. Pensamos demasiado y sentimos poco. Más que maquinaria necesitamos bondad y ternura… ¡Soldados, en nombre de la democracia, unámonos!».
Aplaudido por la multitud, habla para sí: «¿Me escuchas Hannah? Donde quiera que estés, ¡mira hacia a lo alto, Hannah!».
Hannah, en su casa, arrasada de nuevo por los invasores, dirige la mirada al cielo con esperanza
, y sobre ese rostro se cierra la pantalla
Charlie Chaplin

Sir Charles Spencer Chaplin Jr., (n.Londres, 16 de abril de 1889 – m.Corsier-sur-Vevey, 25 de diciembre de 1977), fue un actor, director, escritor, productor y compositor británico ganador del Premio Oscar. A través de sus casi 90 películas de cine mudo y sonoro, ha llegado a convertirse en la figura más representativa del cine mudo, el cual le ha dado su fama mundial y la consideración de uno de los grandes genios de la historia del cine. Su cine abunda de imágenes clásicas tan conocidas como su propio personaje. Su hija, Geraldine Chaplin, se dedicó también a la actuación.
El personaje en torno al cual construyó gran parte de su carrera cinematográfica, y que le dio fama universal, fue aquel del vagabundo (The Tramp, en inglés; Charlot, en español, italiano y francés): un hombre con las maneras refinadas y la dignidad de un caballero, vestido con una estrecha chaqueta, pantalones y zapatos más grandes de su talla, un sombrero bombín, un bastón y un característico bigote. Su inconfundible caminar oscilante, una acentuada emotividad sentimental, y un desencanto melancólico frente a la impiedad y a la injusticia de la sociedad moderna, le hicieron emblema de la alienación humana — en particular de las clases sociales emergentes.

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